domingo, 26 de diciembre de 2010

XXXIV

En el horizonte se vislumbra algo,
lejos está,
no puedo dilucidar su ser.
olor a sal que traen las ráfagas,
espuma de recuerdos en la arena.

Una nave se acerca,
alto es el mástil
como la altura de los vientos del sur.
Sus remeros arrastran el pasado
impregnado en las olas profundas del mar.
Una bandera color purpura,
un nombre en los oidos: Epaminondas.
El eco de las tristezas olvidadas
se eleva a la superficie.
La mente las tiende a dejar atrás.
¿Quién nos asegura que el barco
nos traiga la verdad?
¿Quién nos asegura que nuestros sueños
no sean las reales pesadillas?
¿Quién nos afirma que no sea todo
una efímera ilusión?

Nadie puede.
El barco de los sueños
llega sin dar respuestas.
Sólo al puerto,
sin nada que decir.
Caracoles en el suelo,
botellas en el agua.
aromas conocidos en el aire,
temor en las almas,
lágrimas entre las rocas,
tempestad  en el corazón...

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